Durante los últimos doce meses, los representantes del gabinete económico del gobierno se han empeñado en repetir hasta el cansancio que la inflación se encuentra bajo control (¿de quién?). Esa defensa a ultranza de lo absurdo alcanzó su máximo cuando a raíz de la devaluación implementada durante el primer trimestre, los ministros del gabinete declararon que debido a que se estaban vendiendo más dólares a la tasa oficial, esa devaluación tampoco tendría efectos inflacionarios.
Lamentablemente para este sector pro-automático del gobierno, esta arena de la economía no es una que se pueda manipular a punta de imágenes y repeticiones de lo absurdo. Así, por ejemplo, al cierre de Marzo la inflación a nivel del consumidor de los últimos doce meses alcanza 23.5%, 27.8% si se toma el primer trimestre y se proyecta a lo largo del año. Ese es el menos representativo de todos los indicadores (un tercio de la canasta de productos que se utiliza para el cálculo está bajo control de precios) y aún así es el más alto de América Latina, diez veces por encima de su más inmediato seguidor (Uruguay). Otros índices menos afectados por los controles muestran cifras preocupantes: Alimentos (41.4% de aumento en los últimos doce meses, 46.8% proyectado en el año), Precios al por Mayor, con 32.9% y 48.2%, respectivamente.
Seguramente la próxima movida del sector pro-automático será decir que la inflación actual es “moderada”, mucho más baja de lo que predecían la mayoría de los economistas del país. Como si eso fuese importante para el 75% de venezolanos que se encuentran entre desempleados e informales, sin posibilidad alguna de poner a crecer sus ingresos a esas tasas tan “moderadas” de inflación.
Miguel Angel Santos