Book reviews: Reading Lolita in Teherán, Azar Nafisi

Book reviews: Reading Lolita in Teherán, Azar Nafisi

Nombre: Reading Lolita in Teherán
Autor: Azar Nafisi
Nacionalidad: Irán
Género: Crónica/Ensayo
Editorial: Random House
Año de publicación: 2003
Número de páginas: 356

Durante su época de estudiante en París, Azar Nafisi participó en todas las manifestaciones callejeras de los años setenta en contra de la dinastía Pahlavi y la injerencia de Estados Unidos en Irán, su país de origen. Cuando en 1979 huyó el Shah, ella hizo el mismo recorrido pero en dirección contraria. 

Se registró en el Departamento de Inglés de la Universidad de Teherán, con la intención de ser testigo de excepción del amanecer de la revolución iraní y el nacimiento de la nueva república. Y lo fue. Fue testigo del ascenso del Ayatollah Khomeini y del comienzo del fundamentalismo. Fue testigo del secuestro de las universidades, de las ejecuciones “anti-revolucionarias”, a veces disfrazadas de hampa común. Vio surgir el discurso de la violencia y de la exclusión, sus repetitivas y aburridas líneas penetrando de forma gradual la sociedad iraní. Vio con incredulidad la escalada de violencia verbal que culminó en el conflicto con Irak, Saddam “el emisario de Satan” versus “las fuerzas del bien”. Ocho años de guerra y de empobrecimiento. Escuchó por televisión el discurso de Ali Hashemi Rajsanjani, entonces presidente del parlamento, llamando a la calma a la población aterrorizada por los primeros bombardeos, “gracias a Allah las primeras bombas han caído en vecindarios de ricos y arrogantes”, “infieles que de todas formas, hubiesen sido eliminados por la revolución”. 

Azar Nafisi defendió su libertad por todos los medios frente a la aplanadora revolucionaria, hasta verse obligada a renunciar a la universidad y a permanecer en casa. Una vez allí, decidió abrir un curso privado de literatura para un grupo pequeño de estudiantes. La idea era analizar la situación de Irán desde la perspectiva de los grandes trabajos de ficción. Comenzó con Lolita, de Nabokov, ya para entonces prohibida. El secuestro de Lolita por parte de Humbert, el esfuerzo de este último por borrar su pasado, por inventar la muerte de sus padres, por cambiarle el nombre, por convencerla de que su vida había comenzado con él y no podía concebirse de otra forma. Una analogía demasiado fácil, demasiado inminente. Luego vendrán Fitzgerald, Henry James, Jane Austin. 

A medida que la irracionalidad se apodera de Irán, se hace presente en esas sesiones la eterna discusión sobre si vale la pena dejar el país. Allí están todas las posiciones por las que nos hemos paseado todos al menos una vez durante todos estos años: Los que se van, los que se quedan por convicción, los que se quedan porque tienen miedo a no poder vivir igual en otra parte y lo disfrazan de convicción, e inclusive los que mueren, aquellos para quienes el final llega antes de que alcancen alguna definición. Leyendo Lolita en Teherán no es un trabajo de ficción, aunque a medida que va leyendo uno no deja de desear que lo sea. Es la historia de un país en donde se impuso la barbarie, contada por una de las grandes perdedoras. Luego de años de pelear consigo misma y con todos los demás Azar Nafisi se verá obligada a dejar Irán. Hoy en día es profesora en la Universidad Johns Hopkins. Además del sentimiento de encuentro que provoca su lectura, es un recordatorio de que hay países que cambian para siempre, que jamás vuelven a ser lo que fueron. 

Miguel Ángel Santos

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