Catalunya: La trinidad imposible

Catalunya: La trinidad imposible

El Universal

Se aproxima el referéndum para la independencia de Catalunya y arrecia la campaña. El gobierno local ha hecho un esfuerzo colosal por presentar las complejas cuentas de la autonomía con el gobierno central de una forma asequible al votante promedio. Como suele suceder, ha caído en excesivas simplificaciones y recurrido a algunas sumas gruesas que escapan a la atención de la inmensa mayoría de los ciudadanos. Pero he aquí que ese esfuerzo numérico describe por sí mismo el flanco más débil de los independentistas. De haber sido mayoría convencida quienes llevan dentro de sí el sentimiento separatista no sería necesario recurrir a tanta cuenta.

La balanza de las autonomías con el gobierno español se puede hacer de dos formas: El método de carga-beneficio y el flujo monetario. El método de carga beneficio toma en cuenta el saldo fiscal (diferencia entre ingresos y gastos imputados) de cada territorio con el gobierno central. Si el saldo es negativo (para la región), se dice que el territorio es contribuyente neto, y la suma se considera “aporte a la solidaridad inter-territorial”. Según este método, el saldo de Catalunya entre 1996-2009 (14 años) fue negativo (5,1% del PIB). El enfoque monetario imputa al territorio donde se genera el hecho imponible (ingresos) y los gastos al territorio en que se producen los servicios. Con un detalle: El gasto más importante del gobierno central no atribuible a las regiones es el gasto en embajadas. ¿A quién se imputa ese gasto en éste método? A nadie, porque los gastos en servicios ocurren fuera del territorio nacional. Según este método, el saldo negativo de Catalunya 1996-2009 es de 7,6% del PIB. Estas cifras representan acumulados en 14 años, lo que significa que pertenecer a España le cuesta a Catalunya cada año 0,4-0,5% de su PIB.

Pero es precisamente allí, tras la necesidad de hacer tanta filigrana con los números, donde se descubre la debilidad de la propuesta independentista. Quienes promueven el referéndum desean tres cosas: Un Estado democrático, independiente, y que abarque los territorios que ocupa hoy la autonomía. Y todo parece indicar que de esas tres sólo podrían tener dos (la trilogía imposible, acuñada por Thomas Friedman para el Estado de Israel). Según los sondeos, de realizarse elecciones abiertas a todos los residentes hoy en día, la independencia alcanzaría sus mayores cotas en la historia, pero aún así quedaría lejos de ser mayoría. Así, no tendrían un Estado catalán, pero habría democracia, y Catalunya (como autonomía) seguiría asentada en los mismos territorios. La opción independentista podría triunfar en unas elecciones en Lleida, acaso también en algún otro enclave, en cuyo caso tendrían un Estado catalán, con democracia, en una fracción del territorio. Por último, podrían convocar a elecciones sólo a las Montse, Marc o Jordi, o a quienes se apelliden Mercader, Pujol, Argelich y Bellot, lo que garantizaría la victoria, el Estado catalán, en el territorio de la autonomía, sí, pero no sería democrático. He ahí la necesidad de sacar tanta cuenta, de invocar el regreso a la tierra prometida aprovechando la incompetencia de Rajoy para manejar la crisis y la camisa de fuerza que Europa le ha puesto a España. Quién sabe.

Disponible en:

http://www.eluniversal.com/opinion/121116/catalunya-la-trinidad-imposible

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