¿Existe la voluntad libre? (¡Sigue creyendo!)

¿Existe la voluntad libre? (¡Sigue creyendo!)

El Universal

¿Somos autónomos a la hora de decidir nuestro destino, qué nos conviene y qué no, dentro de un conjunto de opciones? O, por el contrario, ¿somos apenas un eslabón en una enorme cadena, y nuestras acciones vienen determinadas por el resultado inevitable de eventos y circunstancias previas, que nos impiden actuar de forma distinta?

Este es uno de esos temas que todos nos hemos planteado alguna vez (¿será que puedo cambiar?, ¿pude haberlo hecho diferente?), y que ha ocupado miles de horas de investigación a psicólogos, biólogos y genetistas, durante años. Siendo así, no voy a procurar aproximar una solución, ni tampoco a exponer mi filosofía muy particular sobre este punto. Se trata de otra cosa. Esta semana mi amigo Luis Pacheco, siempre interesado por aquellos lugares en donde se da el pulso entre la razón (la voluntad) y el corazón (la química de lo inevitable), me envío una lectura del blog www.scientificamerican.com que me ha hecho reflexionar mucho. La clave no está tanto en encontrar la respuesta única e inequívoca a la pregunta que abre esta nota, sino en cuál creemos nosotros que es esa respuesta.

Un grupo de científicos ha descubierto a través de un buen número de experimentos que en la medida en que las personas son más propensas a pensar en sí mismas como el resultado de procesos y acontecimientos anteriores, en esa medida exhiben comportamientos más antisociales. El grupo en donde predominaba esa visión o ese sentimiento tan común entre nosotros por estos días, esa sensación de que somos apenas una consecuencia, de que “estamos atravesando un proceso” y por ende somos incapaces de influir sobre nuestra circunstancia, presentó una propensión mucho mayor a copiarse en los exámenes, a robarse dinero cuando se les presentaba la oportunidad, y a hacerle daño a los demás que el grupo de los que pensaban en sí mismos como dueños de su propio destino.

Esta lectura me ha permitido observar desde una dimensión distinta algunos acontecimientos recientes. Ahora entiendo por qué cuando escribí que con la muerte del Inca Valero habíamos perdido a un gran campeón mundial (27-0, todas por nocaut), un grupo de gente decidió acordarse de mi madre mientras otros lamentaron que la intervención oportuna del Estado no le hubiese evitado a él y a su esposa ese final terrible.

Ahora entiendo también por qué el Presidente vive tratando de convencernos de que somos “un proceso”, un resultado y él es apenas “una paja llevada por el viento”. En la medida en que nos convenzamos de eso, en esa medida nuestra fortaleza para luchar contra las circunstancias que nos imponen se disuelven, y también en esa medida nuestra conducta se hace cada vez menos ética. ¿Y usted en qué cree? Los científicos han diseñado una prueba simple para auto-identificarnos: Si a Ud. le dan la oportunidad de regresar al pasado y tener diez minutos, por una sola vez, con Adolf Hitler niño, ¿qué haría? ¿Lo mataría antes de regresar al presente, o le entregaría a Alois y Clara un dossier con toda la información y documentación de los crímenes que cometerá en contra de la humanidad, a fin de que sean ellos, como padres, quienes nos eviten el futuro a través de su influencia en el hogar?

Disponible en:
http://www.eluniversal.com/opinion/100423/existe-l…

Miguel Ángel Santos

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