Giordani: El que se va y los que se quedan

Giordani: El que se va y los que se quedan

El Universal

Jorge Giordani ha montado su adiós como servidor de la revolución de una forma que garantiza que no volverá. Una vez arrasados los puentes, denunciados sus excesos administrativos, acusado el vacío de poder alrededor de la Presidencia y la falta de liderazgo de quien la ejerce, la propia revolución se ha apresurado a lanzar sobre el desertor todas sus culpas. En una caracterización típica en el proceso de descomposición del poder, el monje se ha convertido ahora en el chivo expiatorio del fracaso económico. Y qué duda cabe, ha sido uno de sus mayores responsables. Pero dista mucho de ser el único. En su testimonio hay numerosos signos de los peligrosos de comprar a valor facial la propaganda revolucionaria según la cual su partida es un signo de purificación y corrección política. Lo deja claro el ex Ministro, se lleva parte del lastre, sí, pero también advierte de los vicios de los que se quedan.

En el testimonio ante la historia de quien condujo la política económica durante la mayor parte de estos quince años de revolución no aparece un solo número. Hacerlo hubiese requerido de un esfuerzo considerable de maquillaje y filigrana. Después de todo, tras atravesar la bonanza petrolera más prolongada de nuestra historia, Venezuela cierra estos quince años como el país de menor crecimiento en América Latina, sólo por encima de Haití. Durante toda la égida Giordani hemos estado entre las mayores inflaciones del planeta. El país tiene ahora unos niveles de deuda externa cinco veces mayores a los de hace quince años y atraviesa uno de los episodios de desabastecimiento más pronunciados de su historia. Es difícil ponerle números a los daños mayores. Se han largado del país muchas transnacionales y, como suele suceder, hemos exportado no sólo los puestos de trabajo sino también los recursos humanos que habíamos desarrollado para ocuparlos.

Acaso esta sea la primera señal del abismo que nos separa de la concepción del ex Ministro: Allí en donde uno no encuentra sino devastación, destrucción y abandono productivo, él encuentra sus méritos. De su concepción de que Venezuela jamás sería capaz de exportar nada más que petróleo, se desprendieron una serie de políticas que confirmaron su propia profecía y condujeron a la concentración de poder. El Estado se fue deshaciendo del sector privado, ya ahuyentado, expropiado o confiscado, y fue ocupando un rol todopoderoso como productor de bienes. Nuestras industrias se redujeron a un número mínimo de jugadores, mezcla de nuevos ricos patrocinados por la revolución o viejos productores que aguantaron estoicamente.

Esa fue la cola que lo mantuvo adherido al poder: Su concepción económica contribuyó al proceso de concentración de poder que el régimen de Hugo Chávez se había propuesto con motivos bastante menos nobles. Por esa razón, Giordani hace bien en presentarse a sí mismo no como un servidor público, sino como un asistente de la revolución. A lo largo de su testimonio deja muchos rastros acerca del uso y abuso de los recursos de la nación en beneficio de esa parcialidad de la que se declara confeso, el sacrificio de los intereses de la nación en el altar de la hegemonía política de su tribu. En esa misma línea de argumentación, reconoce que con el fin de garantizar la victoria electoral de Hugo Chávez en octubre de 2012 se realizó un “esfuerzo económico y financiero que llevó el acceso y uso de los recursos a niveles extremos”.

Superada esa fase, según el testimonio del ex Ministro, se dio a la tarea de intentar corregir esos enormes desbalances, pero encontró poco eco en la administración de Maduro. Y es en esta fase de su testimonio en donde se encuentran las mayores claves a lo que está por venir. Sí, Giordani ha concebido esa máquina de fabricar distorsiones y ricos que es nuestra sistema cambiario, y su sola presencia fue siempre un obstáculo contra la introducción de cualquier mecanismo de mercado. Pero quedan los responsables de la “nueva oleada de grandes gastos… decididos sin estudio previo, improvisados de hecho”. Queda allí su testimonio acerca de la debilidad y el vacío que rodea la Presidencia y la fragmentación del poder en varios niveles de facto que actúan de forma independiente, y que culminan en “el otorgamiento de recursos masivos a todos quienes lo solicitan sin un programa fiscal”. Esos, los responsables de la expansión que ha llevado el déficit a niveles sin precedentes y forzado a imprimir dinero a mansalva, siguen allí. También siguen allí los responsables y principales beneficiados de las expropiaciones, haciendo un esfuerzo inútil por poner también esa carga sobre los hombros del monje. Y así sucesivamente. Basta con dividir las políticas económicas más destructivas en tramos e identificar sus responsables para darse cuenta de que en su mayoría siguen allí. Lo llevan en el ADN, y con ese ADN no hay reforma que valga.

Disponible en:
http://www.eluniversal.com/opinion/140625/giordani…

Miguel Ángel Santos

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