La realidad vuelve a superar la ficción

La realidad vuelve a superar la ficción

El Universal

Da la impresión de que cada vez estamos más a merced del destino. Este hecho simple ha sido constatado por el más reciente estudio de la pobreza de Luis Pedro España: Cada vez un número mayor de venezolanos considera que su suerte está regida por una fuerza mágica (o diabólica) ajena a nosotros mismos. No es para menos. El que nosotros escogimos ha decidido dedicarse a cualquier cosa que no sean nuestros problemas cotidianos. El magnicidio, el plan del imperio para incendiar el país, el contingente militar soviético, y la intervención militar en Bolivia, son apenas los últimos fascículos de una colección que comenzó hace diez años con el Eje Orinoco-Apure, el plan Bolívar 2000, la sobre-marcha, la base espacial venezolana y los gallineros verticales.

Mientras tanto, Venezuela continúa deslizándose hacia su propio abismo. Nuestra inflación en alimentos en los últimos doce meses ya va por 52%. Según el BCV, la inflación del 25% más pobre totaliza 39% en doce meses, mientras la del 25% más rico alcanza 32%. En materia de crecimiento no hay nada de qué sentirnos orgullosos: El ingreso por habitante del primer semestre del año es 10% superior al de 1998, equivalente a una tasa de crecimiento anual de 0,80%. El Estado se ha convertido en el único gran empleador.

Nuestra posición en la clasificación mundial de hacer negocios continúa deteriorándose (www.doingbusiness.org ): 174 de 181 países. Sólo en Chad, Sao Tomé, Burundi, República del Congo, Guinea-Bisseau, República Central de África y República Democrática del Congo es más difícil hacer negocios que aquí. Estamos ubicados por debajo de Sudán, Irak, Haití, Zimbabwe y Afganistán. De acuerdo con la clasificación de la calidad del gobierno del Banco Mundial (http://info.worldbank.org/governance/wgi) Venezuela posee uno de los gobiernos menos eficientes del mundo, nuestro país es uno de los lugares en donde es más difícil que prevalezca la ley y en donde menos se persigue la corrupción. Todas estas cosas uno las sabe, pero verlas plasmadas en un estudio con una metodología sólida, disponible a todos los inversionistas gratis a través de Internet, equivale a algo así como al acto de graduación.

Otra vez hay un enorme escándalo alrededor de la idea (ciertamente escandalosa) del magnicidio. Si eso es una posibilidad, con todos los dispositivos de seguridad, con los guardaespaldas, la inteligencia cubana y la comitiva oficial, ¿qué quedará para nosotros? ¿Quién habla de los 12.829 minicidios ocurridos el año pasado, o de los 85.096 minicidios registrados aquí desde el inicio de la guerra de Irak, que nos supera apenas por poco más de tres mil muertos?

Si se vienen a pique Lehman Brothers y AIG con un tren gerencial avezado, formado en las mejores escuelas de negocios del mundo, si ellos son capaces de engañar a las autoridades regulatorias de allá, ¿qué quedará para nosotros? Una mañana cualquier de esta semana, me siento a tomar un café y leer el periódico en paz y desde allí salta Ricardo Sanguino: “Nadie formula su presupuesto cercano a lo que son las realidades, si no dejaría de ser un presupuesto, que es presuponer lo que va a suceder”. La realidad ha vuelto a superar a la ficción.

Miguel Ángel Santos

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