¿Vale la pena invertir en el bono del Sur? El gobierno le pide 2.053.250 bolívares (955 dólares a la tasa oficial) y a cambio le entrega: 1) Dos tipos distintos de bonos soberanos argentinos (Boden 12 y Boden 15) cuyo valor facial (lo que dice que vale) es de 500 dólares; y 2) Un bono de Venezuela denominado en dólares, cuya moneda de pago es bolívares, con valor facial 500 dólares. Suena bien, ¿no?
Los bonos argentinos ya cotizan en el mercado, en otras palabras, no están siendo emitidos por ese país, lo fueron en otra época y hoy en día se encuentran en poder del gobierno venezolano, que desea traspasárselos a Ud. Esta sutileza no es trivial: A pesar de que en la dialéctica propagandística se ha querido dar la impresión de una emisión “conjunta” de ambos gobiernos, en realidad en esta operación el de Argentina no tiene mucho que ver. Los Boden 12 se cotizan a 71% de su valor y los Boden 15 a 92%, en otras palabras, si Ud. desea convertir ambos el mercado le puede otorgar por el paquete argentino un total de 397 dólares.
Luego está el bono soberano de Venezuela. Para ser vendido en el mercado secundario, este bono necesita de una regulación (BCV) que todavía no está lista, así que por ahora no se podrá comercializar. Tiene la particularidad de que está denominado en dólares y posee un cupón atractivo, pero los pagos se hacen en bolívares calculados a la tasa oficial. En otras palabras, el bono protege contra la devaluación en la tasa oficial, pero no contra la depreciación en el mercado paralelo. Siendo así, es más atractivo para aquellos inversionistas con acceso a dólares a CADIVI, empresas extranjeras que repatrían utilidades e importadores.
Esa dificultad para comercializar el bono venezolano hace difícil estimar la tasa de cambio implícita: Lo más que se puede decir es que si ese bono se pudiese vender en el mercado hoy, y con esos bolívares se adquieren dólares en el mercado paralelo, la operación global equivale a comprar divisas a unos 2.720 bolívares por dólar.
Ese es el inmenso beneficio que el gobierno deriva del mercado paralelo: En lugar de venderle esos bonos al BCV y obtener 2.150 bolívares por dólar, se los vende a Ud. mucho más caros (empaquetados con más deuda venezolana), mientras le permite adquirir divisas más baratas que en el mercado paralelo. Así se convierte la renta petrolera en más bolívares sin devaluar ni pasar por el BCV (no se crea nueva moneda), en una suerte de subasta que contribuye con la sobre-valuación, y combate la inflación por vía del subsidio a las importaciones. Al menos esta vez decidieron hacerlo así, antes los cupos y beneficios fueron asignados a dedo dentro del sistema financiero nacional.
Ahora, ¿qué hace el gobierno emitiendo deuda para financiar déficit en plena bonanza petrolera? ¿Quién está pagando por ese mango bajito de comprar dólares a 2.720, si el mercado paralelo está a 3.000? ¿Cuánto nos va a costar en el futuro reconciliar nuestros niveles de producción con los de consumo? Pensar que podemos ser parte del saqueo y al mismo tiempo evitar la catástrofe que se nos viene encima, es uno de los patrones que protagonizan la crónica del empobrecimiento venezolano del último cuarto de siglo.
Miguel Angel Santos